
(Amadeo Modigliani)
Fecha: 1918
Materiales: Óleo sobre lienzo
Descripción
Se puede observar en esta obra una mujer con un vestido negro y un sombrero del mismo color, cuyos dedos están apoyados en el mentón.
Se presenta mucho dinamismo ya que la mayor parte de todas las líneas son curvas. La única línea verdaderamente recta es la de la pared en la que hay un quiebre de color; de colores cálidos (naranja ladrillo) y colores fríos (negro, gris).
La figura humana no es proporcionada, sino deformada (característica que se destaca en Modigliani).
Puede observarse que ella está sentada o apoyada sobre una pared, por lo tanto existe una superposición de planos ya que uno puede notar que ella se encuentra delante de la pared, que por momentos se ve más oscura.
Se aprecian colores cálidos en la piel de la mujer, en la pared, y en el lado interior del sombrero; y colores fríos en el sombrero, el cabello de la mujer y su vestido, y en el otro sector de pared.
En cuanto a los valores de luz, se puede observar claramente que el sector con mayor luminosidad en el cuadro se encuentra en el rostro de la mujer, y el sector más oscuro en el sombrero.
La obra no parece denotar relieve, más bien parece lavado, con pinceladas largas y rápidas, porque por lo que se puede ver el lienzo no está del todo cubierto ya que hay espacios blancos, pequeños, pero blancos al fin; por esto se puede entender que alejándose del arte académico y la perfección y de la fusión perfecta de los colores, el expresionismo es breve y más “imperfecto”.
Modigliani utiliza la técnica de óleo sobre lienzo, las pinceladas como ya dije, son alargadas y no demasiado cargadas de material. Algo que caracteriza a este pintor es la deformación exagerada del cuerpo humano, como el cuello, las manos, la nariz, los hombros.
Análisis Formal
En esta obra no se puede encontrar un equilibrio o simetrías verdaderas ya que las líneas con bastante onduladas para como en realidad deberían ser; pareciera como si Modigliani utilizara un uso arbitrario de las formas. Lo que sí, se puede encontrar equilibro en los colores ya que estos se repiten en la obra constantemente, exceptuando el color de ojos de la mujer que es el único que no se ve en ningún otro sector de la pintura. Las líneas presentan dinamismo ya que son curvas y esto llama la atención del espectador. Al ser curva y alargada la figura humana, ésta no presenta ningún tipo de proporción real. Por ejemplo, se puede ver claramente en la nariz de la mujer, que es demasiado larga y fina en comparación con el rostro. Lo mismo sucede con el cuello, hombros y manos, no corresponden a un cuerpo proporcionado.
No hay verdaderamente un uso de perspectiva demasiado exclusivo. A lo sumo se presenta una mínima superposición de planos, ya que como antes mencioné, la mujer se encuentra delante de la pared o el respaldo que se encuentra atrás.
Modigliani usa las sombras especialmente en el cuerpo de la mujer, en su rostro, la pera, las manos y dedos y un poco en los hombros. El ala interna del sombrero es más oscura que los bordes, demostrando la oscuridad y profundidad del mismo.
Los colores que utiliza son apenas más oscuros que los colores que utiliza en las zonas luminosas.
Un punto de énfasis importante, en mi opinión, son los ojos ya que estos se distinguen por un color celeste que no se repite en la obra.
En cuanto a lo obra en su totalidad, no hay demasiado detalle, el fondo es simple y la figura también lo es. El vestido es sencillo, así como el sombrero y el peinado de la mujer. Los trazos más finos se encuentran en la boca, los labios. Los ojos son los más extraños porque carecen de los detalles de un ojo normal; éstos son únicamente celestes, de color cielo.
Justamente al ser una obra de figura y fondo simples, la obra parece tener coherencia en su totalidad. Los colores no son arbitrarios, y lo que intenta expresar la obra no parece ser extravagante, ni lo son sus colores.
Interpretación
En esta obras se pueden apreciar mucho los colores oscuros y fríos como el negro, que usados en la vestimenta de la mujer podría transmitir que la misma se encuentra de duelo (ya que es costumbre vestir de negro frente a una pérdida).
Sin embargo el rostro, los ojos como en blanco, inexpresivos, la mano de la mujer en el mentón y una leve inclinación de la cabeza parecieran decirnos que esta mujer está pensando, soñando, “volando” en algún otro lugar de su imaginación.
Los colores mantienen cierto orden y no son agresivos a la vista. La figura alargada, los colores cálidos, logran que la obra sea tranquila a los ojos del espectador, expresando cierta calma e incluso cierta gracia. Si bien las proporciones humanas que utiliza no son las adecuadas, éstas son agradables, no producen un efecto chocante en el espectador.
Pero tampoco podría decirse que las sensaciones que transmite son del todo positivas. Si bien la mujer parece estar pensando, también parecería estar eligiendo o recordando algo, lo cual nos llega con un sentimiento de melancolía, duda, pero sin apuros.
Difiriendo de la vanguardia que se encontraba en París, el Fauvismo, Modigliani crea su propia vía artística. Él no abusa de la arbitrariedad de los colores como los fauvistas, peor en cambio, se lo reconoce por sus figuras deformadas, audaces, estilizadas y de líneas puras, que retrata innumerables veces.
Quizás esta característica es una continuación del Modernismo de Klimt, o se basa en él; ya que Klimt en algunas de sus obras usa cambios de perspectiva y proporción en sus modelos. Un claro ejemplo es el retrato de Dánae, en el que el muslo de la mujer parece ser mucho más grande en proporción a su cuerpo.
O quizás del Simbolismo, Munich, y la falta de proporción corporal en los rostros.
De todas formas, ninguno de los anteriores artistas pone tanto énfasis en la deformación de los cuerpos humanos como lo hace Modigliani, algo que se distingue notoriamente en este retrato de la mujer del sombrero.
En cuanto al legado a futuro que esta obra propone, no puede decirse mucho. Podríamos llegar a vincular la calma y la estilización con la que están pintados los caballos en el grupo “El Jinete Azul” del Expresionismo Alemán, con los rasgos estilizados de las figuras humanas de Modigliani y la calma que ellos transmiten. De todas formas, no hay nada demasiado claro o visible que se destaque para mencionar.
Si bien esta obra es una de las tantas de la serie de Jeanne Hébuterne (pareja de Modigliani, que luego de la muerte del pintor, ella se suicidaría estando embarazada), todos tienen varios elementos en común y similitudes.
Por ejemplo, yo seleccioné otro retrato de Jeanne Hébuterne del mismo año, 1918.
La mujer en ambos retratos tiene la característica de tener en especial el cuello y la nariz alargados, estilizados.
Para poder distinguir mejor ambas obras, llamaré mejor a la obra anteriormente analizada (1) y a la próxima a analizar (2).
En (2), distinguiéndose de (1), en el fondo predominan los colores fríos. Si bien en (1) había utilizado Modigliani bastante los colores fríos en el fondo, no lo hizo tanto como en la otra, ni estos colores eran tan brillantes como los de (2).
En ambos se utilizan colores cálidos en el rostro de la mujer, la piel y los labios; el negro en ciertas partes del cabello.
Una de las diferencias también es la simetría. Si bien en (2) el rostro de la mujer no es completamente simétrico, podemos encontrar cierto equilibrio, no en el cuello, pero sí en el rostro y en los hombros, a diferencia de (1).
Los ojos de Jeanne son expresivos en (2), mientras que en (1) los ojos son como huecos y celestes. (Esto nos indica que el artista algo quiso expresar; posiblemente cierto estado anímico de su esposa por el que estuviera pasando).
Por último, en ambos retratos puede observarse esa técnica lavada característica de Modigliani. Es sabido que su rapidez de ejecución lo hizo famoso. Él no retocaba sus cuadros, y esto se puede observar claramente en ambas obras, en aquellos pequeños espacios en blanco donde se ve el lienzo que no está cubierto por pintura.
No con demasiado análisis puede uno darse cuenta de que el autor de ambos retratos es el mismo. Detalles pequeños como la delicadeza de los labios y las cejas delgadas, también lo revelan. Así como la ya tan mencionada característica de la estilización del cuerpo.
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Leve biografía (Modigliani [1898-1920] y Jeanne Hébuterne)
Jeanne Hébuterne es presentada por un escultor ruso, Chana Orloffa, a Amedeo Modigliani, y comienzan una relación amorosa. Cuando la familia de Jeanne se entera de esta relación con el artista (considerado un depravado), le cortan su asignación económica.
Para 1917, Modigliani comienza a mostrar síntomas de enfermedad. Por esto mismo, ambos se trasladarán a Niza, donde dará luz Hébuterne a una hija en 1919. Luego, en este mismo año, volverán a París, pero él con la salud aún más deteriorada. Tras un largo período en el que los vecinos no sabían nada de él, le encuentran delirando en la cama a la vez que sostenía la mano de Jeanne embarazada de casi nueve meses (2do. embarazo). Lo único que puede hacer el médico es atestiguar que su estado es desesperado. Amedeo muere de meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920.
Jeanne Hébuterne, llevada a casa de sus padres, se suicida tirándose de un quinto piso, dos días después de la muerte de Modigliani, muriendo también así su bebé.
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Sabiendo entonces que ambos se conocieron en 1917, quizás en su cuadro de Jeanne con el sombrero quiso expresar en la postura y los ojos de la mujer la duda, la tristeza de tener que elegir entre sus padres y su amor.
O quizás, estando ésta con sombrero y vestido negro, el cambio de la adolescencia a la vida adulta, ya que para ese entonces Jeanne estaría embarazada por primera vez.
Juicio
Puedo determinar que Amedeo Modigliani -influido en principio por Touluse-Lautrec, inspirado en Cézanne y el cubismo de Picasso, y en mi opinión personal, influenciado por algunas características del modernismo de Klimt -obtuvo resultados nuevos y vanguardistas. Esto además, podría ser demostrado y comprobado con las numerosas clausuras de sus exposiciones. Con sus pinceladas alargadas y lavadas, su rapidez de ejecución y la deformación exagerada de los cuerpos, logró la indignación de mucha gente que incluso llegó a llamarlo al pintor: “INDECENTE”. Pero como todo vanguardista sería renombrado luego entre los pintores y los críticos. Ya en su funeral asistieron varios personajes importantes que demostraron respeto por el pintor y sus obras.
Es comprensible que muchos no comprendieran su arte, ya que incluso observándolo de cerca uno puede ver algunas imperfecciones como el blanco del lienzo. En mi opinión, no es un detalle que fastidie a mis ojos, e incluso creo que esta característica me enseña de forma directa la personalidad de Modigliani, su esencia. Lo ágil. El apreciar lo que hay, lo que es, el resultado de lo que quedó, con sus imperfecciones.
La obra es agradable, suave, y las líneas curvas no provocan tensión. La vista descansa en los colores que no son llamativos. En su totalidad, la obra transmite sensaciones pacíficas. La mujer me hace llegar sentimientos de nostalgia, melancolía, duda, pero jamás irritantes ni de enojo o exaltación.
Opino que es una obra completa aunque el vacío de los ojos es inquietante en cierta medida.
Es muy interesante poder ver a Jeanne a través de los ojos de su marido.
Para finalizar, esta obra junto con toda la serie de cuadros de Modigliani, demuestran la habilidad de un pintor que creó su propia vía artística y no se envolvió en la vanguardia que en ese entonces estaba de moda, el expresionismo, aunque la respetó y se nutrió del arte de los demás.
El Retrato de Jeanne Hébuterne le hace honor al plasmar prácticamente todas las características creativas y vanguardistas de su autor.
Por Luz Olivares
1 comentario:
onda
no es fauvismooooo
es modigliani!
y no sigue ninguna vanguarda en particular
luz!
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